I’m a hunter beacons
Desde bien pequeño, y gracias a los fin de semana que pasábamos en el terreno
y más tarde en la Barquera, siempre me gustó corretear por en medio de la
montaña, y acabar bien rebozado de tierra y hierbajos.
Con los años descubrí otra afición que me
encantó: ir a buscar setas. Y como buen “caçador de bolets”, adentrarse en la
montaña y dejarse envolver por sus sonidos y por su olor, sin importar las
horas y pensando únicamente en encontrar el “gran rodal” de setas…la panacea
para todo cazador ofuscado.
Y quién pudiera haber imaginado, que muy
cerquita ya de mis cuarenta, encontraría una afición que uniera hacer el cabra
por la montaña y buscar…balizas, que no setas?….Yes, I’m a hunter beacons!
Cierto es que la recompensa no es la misma, porque hasta la fecha, y que yo
sepa, nadie se lleva la baliza a casa para comérsela a la plancha con ajito y
perejil…aunque tiempo al tiempo.
Esta vez nos reuníamos los tres magníficos...Parrator, Quim y un servidor, para disputar la penúltima carrera de la
temporada, la O-Canyelles Haglöfs el
pasado día 11 de octubre, con la baja de Xavi al que la parienta secuestró a
traición para llevárselo a Roma, lejos de nuestras garras.
Terreno semi-conocido esta vez, por el que
hemos circulado en BTT, por los alrededores de Canyelles y la urbanización de
les Palmeres.
Una vez revisadas nuestras armas, activados
los GPS y runtastics, y con el mapa de ruta en nuestra mente, salida en masa
directos a por nuestro primer objetivo.
Después de localizar fácilmente la primera
baliza, puesto que muchos grupos optaron por seguir este recorrido, tuvimos un
primer despiste que hizo necesario que retrocediéramos sobre nuestros pasos
para volver a ponernos en la ruta correcta.
Tras un inicio un tanto caótico, en el que mi
mente entró en modo “Gump”, y una voz interior me decía una y otra vez “Corre Forrest! Corre!”, haciendo que en
lo único que pensara fuera en avanzar y avanzar en cualquier dirección sin importar
si era o no la correcta; solo la mente fría del Quimet supo poner calma y
reconducirnos a la buena senda.
¡Cómo va de envenenada la people! Cuando llevábamos
casi 2h de carrera y el cansancio empezaba a hacer mella, a punto de localizar la baliza 92, la más
lejana de todas las que íbamos a buscar...una voz que decía “compte que vinc”,
sonó detrás de mí. Pensando que era el Quim al que le fallaban los frenos, me
aparté ligeramente, y justo en ese instante, una silueta pasó por mi lado,
bajando por la trialera resbaladiza por el agua del día anterior, y en apenas
cinco segundos desapareció de nuestra vista…amigo, pronto comprobamos que era
Ivan Artigas!
A ritmo de Seek
& destroy la cesta se fue llenando poco a poco de balizas, y aunque
tuvimos que dejar algunas por el camino, el planteamiento inicial de ir por el
perímetro exterior recogiendo las más grandes y sabrosas tuvo su recompensa.
A falta de 30 minutos para las 3 horas, mi
cuerpo empezó a dar síntomas de fatiga y la luz de reserva se me encendió, así
que tocaba cambiar el mapa de motor, reducir el consumo de combustible y
minimizar los daños en el chasis, que se empezaba a resentir por el fallo de la
amortiguación del tren inferior (gemelo izquierdo).
Al final, después de un intento fallido por
localizar la número 51, decidimos poner rumbo a meta, donde nos plantamos en 2h
57min, con la lengua fuera, las piernas haciendo chup-chup y muy pero que muy
cansados.
La sensación final es que hicimos todo lo que
podíamos hacer en nuestro estado físico. Si lo comparamos con el resto…pues un
poco por debajo de la media de equipos y un 55% sobre el primero. Toca entrenar
duro para la última si queremos mejorar, porque la peña está pero que muy on fire.
Parrator en su línea ascendente, y menos mal
que en teoría estaba un poco flojo por un resfriado…Quimet aguantó como un
jabato hasta el final, fue dosificando sus fuerzas desde el principio y supo no
envenenarse en las subidas, para recuperar en las bajadas. Si tenemos en cuenta
que no disputó la de Sant Pere de Ribes…le damos un más que aprobado en esta
carrera.
Recompensa final al llegar a casa, quitarse la
ropa, incluidas las gemeleras como buenamente se pueda, y meterse en la bañera
con el agua bien calentita…como decía Janice de Friends…¡Oh Dios mío!
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