domingo, 21 de abril de 2013

Matagalls-Montserrat 2012

15/09/2012

Aquí tenéis la crónica de la Matagalls-Montserrat del año pasado, cierto...tarde, pero mas vale tarde que nunca.




Introducción

Cuando te planteas por primera vez hacer la Matagalls-Montserrat no eres consciente realmente de lo que significa caminar 84km, y es solo cuando te imaginas recorrer de portería a portería el Camp Nou 800 veces, o el Dragón Khan 66 veces, o cruzar el Ikea de Badalona un sábado, cuando te puedes llegar a hacer una idea…o sea, un verdadero infierno!...y aún más si tienes en cuenta que lo que se dice plano no es, sino mas bien una auténtica máquina destroza articulaciones, con bajadas trialeras pensadas para el mismísimo Toni Bou, subidas interminables y senderos que se deslizan por las regiones (traducción del Google de “esmunyir per les contrades”) por donde solo puede pasar una persona reptando, y todo ello con un desnivel total acumulado de 5980m.

Un factor muy importante para hacer mas llevadera la distancia es conocer el recorrido de antemano. En nuestra aventura suicida del 2006 donde nos retirábamos en el Km. 32,5, no teníamos ningún tipo de referencia anterior y el resultado es ya conocido. Este año la verdad es que los kilómetros parecían mantener las proporciones adecuadas, es decir, que cuando decía 5km para llegar al próximo punto de control realmente eran 5km porque sabíamos más o menos por dónde íbamos y el tipo de terreno que teníamos por delante.

Pero este factor a nuestro favor se acabó a partir del Km. 32,5, naturalmente!!!...a partir de ese punto se trataba de terreno aún no explorado por nuestras piernas, y los kilómetros dejaban de ser kilómetros y se convertían en eternidades que se alargaban como raíles del tren dilatándose en verano, como una charla con Punset, como el desenlace psicodélico de 2001 Odisea en el espacio, donde el final parece irremediablemente inalcanzable, y el universo se expande para tender a infinito y superar el límite absurdo de la inteligencia humana.





Con mallas y a lo loco (SORTIDA - Trencall del Bellit C1 (7,9km) - Pla de la Garga C2 (20,4km))

Tomamos la salida el sábado a las 17:39h, horario oficioso, de nuevo saliendo de los últimos puesto que los primeros salieron a las 16:00h y el último grupo a las 17:59h.
Desde la salida al primer punto de control “C1” se trata de 7,9Km de suave y entusiasmante paseo por el “Plà de la Calma” hasta “el trencall del Bellit”, que sirve para ir calentando motores básicamente y plantarte en el control en apenas 1 hora.

A partir de ese punto empieza el largo descenso hacia Aiguafreda, y que este año debido a un cambio en el recorrido por parte de la organización, discurre por una amplia pista que permite hacerla corriendo, substituyendo así al sendero estrecho que impedía adelantar posiciones en estos primeros kilómetros. Se trata de un total de 9,10Km de descenso continuado y más o menos uniforme de pendiente, de los cuales hicimos unos 4Km corriendo en un derroche de fuerzas, según el Parrator, que sin duda alguna, algunos pagaríamos más adelante. ( Cuanta sabiduría la de culturaman!...)

A media bajada entramos en razón, en parte por la insistencia del Parra, y desplegamos los bastones para hacer el resto de la bajada más llevadera a nuestras articulaciones. Así que, ya caminando, nos dirigimos hacia la pequeña pasarela a la entrada de Aiguafreda, atravesamos el pueblo y nos encaminamos hacia el primero de los avituallamientos sólidos a las afueras de Aiguafreda en el kilómetro 17,5, en un respetable tiempo de 2h45min.

En el avituallamiento, parada de 20 minutos, reponemos fuerzas con membrillo y bizcocho, aprovecho para colocarme las medias compresivas en los gemelos, llamada rápida a la familia y nos colocamos el frontal puesto que oscurecía rápidamente, para encarar la fuerte subida hasta el “Pla de la Garga” dónde se encontraba el control “C2”. A mitad de la subida que tiene un par de curvas en herradura terribles con una pendiente del 20%, se puede ver la fila de frontales iluminados que sube desde Aiguafreda.

Buenas sensaciones en este tramo, subiendo a ritmo constante, demasiado fuerte según  el Parra ( Cuanta sabiduría la de culturaman!...). Por estos lares el Ángel ya padecía de ampollas en los dedos pequeños de los pies, yo notaba síntomas de dolor de cadera y el Parra se quejaba del fuerte ritmo que llevábamos, pero salvando el normal cansancio, no mostrábamos ningún síntoma de deterioro físico excesivo.







Un puente demasiado lejano… Pla de la Garga C2 (20,4km) - La Rovireta C3 (28,8km)

Poco se imaginaba el mariscal de las fuerzas aliadas Bernard Montgomery, que el puente de Arnhem fuera un puente tan lejano como para frenar el avance de las tropas aliadas en el avance hacia Berlín en la Segunda Guerra Mundial, debido a la falta de una buena logística capaz de aportar el combustible necesario a las tropas del frente, y se formaran interminables colas de convoyes de tropas detenidas sin poder avanzar.
Tampoco podíamos imaginarnos nosotros que una vez superado el C2, nos toparíamos con una retención de tal magnitud provocada por el embudo que se formaba al iniciar la fuerte subida después de pasar por la masía de “El Pou”, tramo especialmente complicado en el que hay “grimpar” por un sendero de roca, y en el que se acumuló una cantidad de gente provocado en parte por el cambio de recorrido entre el C1-C2 que hizo que mucha gente llegara al control de Aiguafreda bastante fresca, evitando el estiramiento del grupo de otros años.

El resultado, casi media hora de parón que hizo enfadar a más de uno!!!

Una vez en lo alto, el camino se estrechaba aún más y empezaba un terreno con tendencia a bajar, y en el que había que ir por una senda muy tupida de vegetación, sorteando árboles caídos, ramas a la altura de la cabeza y todo tipo de obstáculos que lo hacían muy entretenido. Más tarde, pasado el coll de la Carassa (859m), el sendero se transforma en una amplia pista, por dónde nos dirigimos hacia el C3 “La Rovireta”, el famoso control de la cuba de agua.



La Rovireta C3 (28,8km) – Coll de Matafaluga C4 (37km)

En el control de la Rovireta, parada para llenar de agua los camelback’s, primeras dosis de ibuprofeno, un sobre de glucosa líquida, unos cuantos frutos secos y reenprendimos la marcha. Nada más empezar a bajar, el Àngel con serios problemas de pies, decidió bajar a su ritmo para poder sobrellevar el tramo de descenso hasta el avituallamiento de el Coll de Poses (32,1Km), cerca de Sant Quirze Safaja, dónde nos retiramos la anterior vez.
Asi que emprendimos el camino de bajada que no tiene una gran dificultad hasta llegar al avituallamiento soñado. Nos plantamos allí a las 24:00h y la verdad, las expectativas de llegar a la mitad de la carrera todavía parecen muy lejanas…..teniendo en cuenta que nos adentrábamos en terreno desconocido. Después de unos 10 minutos de espera, llegó al Àngel que decidió dirigirse al puesto de la cruz roja para deshacerse de sus ampollas, y que muy a su pesar, sin conseguirlo puesto que el personal sanitario se negó a reventárselas…con el consiguiente moskeo del àngel.
Una vez se le pasó el cabreo, reanudamos la marcha los cuatro, Parrator, un servidor, el Àngel y sus ampollas, en busca del control C4 que se encontraba a unos 5km en lo alto del coll dels Termes (892m)….para nosotros, un total desconocido.


“The walking death” Coll de Matafaluga C4(37km) – Pista de Dalmau C5(51,3km)

Muy pronto la subida al Matafaluga iba mostrando su auténtica cara, y aunque no se trata de una subida de excesiva pendiente, se trata de una subida constante y cansina sin apenas descansos, que se mostraba delante nuestro en medio de la oscuridad de la noche, como una barrera infranqueable.
Poco a poco fuimos ascendiendo hasta llegar al C4, control llamado “Sot de la Roca”. Fichamos, y desde aquí empieza un tramo de nada mas y nada menos que de 14km, que afortunadamente tiende a planear o descender, en dirección a Sant Llorenç Savall (la mitad psicológica de la marcha), que aparece en medio de un enorme valle, iluminado a lo lejos en la noche.
Con ritmo de zombie cansino, a mitad del descenso empezamos a cruzarnos con tendidos de líneas eléctricas de media tensión, en lo alto de la carena de Vilardell, que chisporrotean en el silencio de la noche haciéndonos compañía. Decidimos soltar un poco las piernas dejándonos ir en algunos tramos de bajada pronunciada, justo antes de llegar por fin a el puesto de refugiados de Sant Llorenç Savall, o almenos esa era la impresión que nos daba aquella marabunta de walking death’s esparcidos por doquier.
Parada mas que merecida de 30 minutos, que se alargó en exceso y que supuso una dolorosa puesta en marcha posterior, que provocó que los 5km siguientes hasta el C5 “Pista de Dalmau” se hicieran bastante duros, teniendo en cuenta que salíamos de Sant Llorenç  a las 3:00h y nos plantábamos a las 4:30h en el control.




Pista de Dalmau C5 (51,3km) – Torrent de les Saleres C6 (59,2km)

A estas alturas, la verdad es que poco importa la fuerza que puedas tener en tus piernas, y solo piensas en seguir andando para no quedarte dormido en cualquier piedra cómoda que te pudieras encontrar por el camino. Solo piensas en seguir avanzando, i pensar en el siguiente punto de avituallamiento, para reponer fuerzas, comer algo y descansar unos minutos.

Este tramo empezaba en bajada, y se trataba de un tramo modificado para esta edición. Después de unos tramos por pista, el camino discurre por en medio de una riera, y los primeros rayos de luz se insinúan en el cielo, por fin se hacía de día y eso quieras o no era un extra de motivación, puesto que la vista cansada agradecía no tener que estar tan atenta y la marcha se hacía mas rápida y ágil.
Poco a poco, después de pasar por la hermita de las Arenas, empieza de nuevo a subir lenta pero sin pausa la pista que bordea el límite del Parc de Sant Llorenç del Munt. Ya totalmente de día, con los frontales apagados, llegamos al C6, y lo más importante, después de un kilómetro, al bendito avituallamiento de la urbanización de Camí Moliner, donde nos esperaban unos suculentos donuts reparadores. Después de conseguir sentarse en un bordillo mugriento, una buenas friegas en las piernas con un gel milagroso, un cambio de calcetines y un descanso de 15minutos, hicieron que los 24km que quedaban por delante no parecieran una odisea.




Torrent de les Saleres C6 (59,2km) – Coll del Queixal C7 (66,5km)

Después de un atracón de donuts y de maldecir una y mil veces nuestra existencia, reanudamos la marcha que en los primeros quilómetros discurre por en medio de urbanizaciones, con tramos de asfalto y que, de no ser por las agujetas, se agradecían. Poco a poco se pasan los últimos metros asfaltados de subida y empieza una amplia pista de tierra que se va encaramando hacia lo alto de la montaña que aparece delante nuestro, siguiendo la misma dirección. Se trata de un tramo bastante aburrido sin ningún tipo de aliciente, y que se hace muy pesado.





Coll del Queixal C7 (66,5km) – Les Vendranes  C8(71,2km)

Una vez en lo alto del coll del Quiexal, empieza una bajada muy técnica hacia la masía de les Vendranes. A mitad de camino te cruzas por un pequeño tramo de carretera B-122, para justo después volver a iniciar un último descenso mas complicado, dónde nuestras rodillas sufrieron de lo lindo.
Esta bajada la hicimos un grupo bastante abundante, en modo trenecito, puesto que resultaba complicado adelantar y que te adelantaran.
Parrator bajaba a tumba abierta, fresco como una rosa, mientras, por detrás yo me enganché detrás de una lady que ponía un ritmo que me iba de fábula. El Àngel seguía detrás puesto que en los tramos de bajada las pasaba canutas con el tema de los pies.




So far away…Les Vendranes C8 (71,2km) – Carena Hostal de la Creu C9 (78,9km)

Sentado en un pequeño muro de piedra al lado de la masía de les Vedranes, uno de plantea…¿dónde diablos esta Montserrat?....y es que a falta de apenas 12km, Montserrat queda escondida detrás de más de una montañita, que te hace presagiar que todavía te queda sufrir de lo lindo.
Observando el perfil de carrera podías ver que entre el C8 y C9 aparece una aparente bajada, o sea, terreno favorable…eso si, lo que aparentemente parece ser una muesca en el perfil en forma de chincheta, se convierte en un subidón en busca del avituallamiento de Vacarisses, que parece escondido en medio e la nada.
Una vez llegamos al avituallamiento, el Ángel que ya se había unido a nosotros, decidió parar apenas unos minutos para no enfriarse, y continuar la bajada hasta la estación de renfe. Mientras, Parrator y un servidor relajábamos en una cuneta las piernas o lo que quedaban de ellas. Desde el avituallamiento hasta el C9 aún quedaban unos 5km de aparente paseo entre falsos llanos, sin contar la subida al Hostal de la Creu.

La mayor parte de la bajada se hace por pista amplia, por en medio de urbanizaciones, o incluso por un carril bici. Lo que no aparece en el perfil es el calor que hacía a esta hora, y que no hay ni una triste sombra donde refugiarte del sr. Lorenzo

Eso si, desde la pista forestal ya se podía ver perfectamente Montserrat, siguiendo lo que parece ser la dirección a seguir en todo momento, pero…sorpresa!!! …se trata de un rodeo considerable que a estas alturas parece una broma de mal gusto.

El tramo del carril bici, se convirtió en un desfile de procesión de Semana Santa, a paso marcial, sudando el poco líquido que quedaba en el cuerpo…sin duda, el peor tramo de toda la MM, de laaaargo! No por dureza del terreno, sino por el palo psicológico que supone alejarte de la meta visualmente, por la extrema calor que hace a eso del mediodía y por la falta de sombra donde protegerte de los rayos del sol.

Y no solo por eso, sino que a medida que se acerca Montserrat, te vas dando cuenta que en medio aparece una pequeña montañita que se va haciendo cada vez mas grande…y te das cuenta que vas a tener que subirla. Se trata del último obstáculo antes de la subida final desde Monistrol, el control C9 “Carena Hostal de la Creu”.

Antes afrontar esta subida, aprovechando una de las pocas sombras que encontramos, el Àngel y yo ( SuperParrator había decidido que llevábamos un ritmo flojo y se había adelantado pasada la estación de renfe de Vacarisses), decidimos aprovechar para hacer un último cambio de calcetines. Mientras yo me cambiaba los calcetines, mi compañero aprovechaba la comodidad de un bordillo para hacer una minisiesta de 15 segundos.

Una vez acabado el cambio, empezamos la subida hacia el control C9 con las fuerzas muy mermadas y con muchas ganas de ver Monistrol desde lo alto…so, so, so far away!!




Carena Hostal de la Creu C9 (78,9km) – Pista de l’aigua  C10(81,6km)

Pasamos por el control e iniciamos la bajada por un estrecho sendero lleno de escalones de piedras, que hacían temblar de dolor al àngel cada vez que el empeine le regalaba una dolorosa rampa.
Ya en Monistrol, atravesamos el pueblo y empezamos a subir callejeando hacia la parte alta, donde después de subir un primer tramo de escalones, nos dirigimos hacia la parte de atrás del cementerio y afrontamos, después de multiples parones de un servidor que se encontraba bajo los efectos del sr. Pajarón, una fuerte pendiente se subida que acabo exhausto.
Una vez en el sendero que bordea Montserrat, mucho mas suave y tendido, alcanzamos el control C10.



Pista de l’aigua  C10(81,6km) - META

Después de balbucear unas palabras con los controladores del C10, que nos decían: “ánimo!...que solo queda una horita de subida”, empezamos el tramo de escalada. Es verdad, exagero un poco…pero para mí como si lo hubiera sido, porque para mí los bastones se convirtieron en dos piolets con los que me aferraba a la roca para no caerme para atrás.
El primer trecho horroroso, después una subida tortuosa, otro tramo que planeaba algo mas, y por fin el cruce con el “tramo de l’aigua”.
Desde este punto, desconozco el número de escalones que se suben puesto que no los conté, entre turistas que bajan con cara de asombro al ver despojos humanos subiendo cojos perdidos en dirección al monasterio…una auténtica odisea. No recuerdo cuantas veces me paré a descansar, pero si no fuese por los gritos de “…vamos capullo que queda poco!” del Àngel, hubiesen sido muchos más.

A estas alturas no me quedaban cuádriceps, tenia morcillas…la rodilla derecha muy tocada, los brazos inflados de subir tirando de bastones…una insolación considerable y una pájara de campeonato.

Pero una vez giramos hacia la derecha y empezó el tramo pavimentado todo cambió de repente…lo habíamos conseguido!...solo había que llegar hasta la plaza del monasterio de Montserrat, poner la mejor de nuestras sonrisas, levantar la cabeza del suelo y atravesar la línea de meta entre los aplausos de la gente…increíble!




Home sweet Home

Si!...por fin el sonido del chip al cruzar el último control…la ansiada meta!!! Y al cruzarla, una mezcla de euforia contenida y orgullo por lo conseguido…acabar la Matagalls-Montserrat por primera vez (según dicen lo difícil es acabarla la primera vez, las siguientes son como un paseo entre nubes de azúcar glacé).

Lo primero que te pasa por tu desedulcorada cabeza…”nunca más!!!”...lo segundo…”bueno, quizás el año que viene la vuelvo a hacer pero entrenando más”…lo tercero…”el año que viene en menos de 20 horas!!!”.

Es curioso que después de 21 horas, 46 minutos y 5 segundos caminando, lo primero que te apetezca hacer sea caminar hasta unas escaleras no muy lejanas para poner tus posaderas en reposo y descalzarte tus “Trabuco”, y no pedir el traslado directo en helicóptero al hospital más cercano.

Minutos mas tarde, ya con los pies descalzos y en modo ahorro de energía, desplazóse mi cuerpo inerte hacia el vehículo de recogida, se abrió la puerta, me deslicé a su interior y el dulce sabor del sueño en la boca llenó por completo mi cuerpo del tan deseado descanso…primero en el asiento trasero del coche y luego, mas tarde, después de un baño reparador, en el mausoleo del letargo, oda a mi odisea vespertina, mi ansiado lecho… por fin duermo.








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